La autoexigencia es una forma de relacionarnos con nosotros mismos, donde el sentimiento que prevalece es el de "nunca es suficiente". Este "nunca es suficiente" puede llevarnos al estrés constante, a una completa alienación de nuestras necesidades auténticas y a una sensación de vacío existencial.
Desde la terapia Gestalt, la autoexigencia se entiende como un introyecto, es decir, una creencia o mandato que hemos incorporado de nuestro entorno sin cuestionarlo. Estos introyectos, en muchos casos, son mensajes que recibimos de nuestros padres, educadores o la sociedad en general. Por ejemplo, podemos haber recibido el mensaje de que "tenemos que ser perfectos", "tenemos que esforzarnos siempre" o "tenemos que ser los mejores".
Estos introyectos pueden ser útiles en algunas ocasiones, pero cuando son excesivos, pueden convertirse en una fuente de sufrimiento. La autoexigencia nos lleva a vivir en una constante lucha contra nosotros mismos, tratando de cumplir con expectativas imposibles. Esto puede provocarnos un gran estrés, ansiedad, angustia y baja autoestima.
La terapia Gestalt ofrece herramientas para trabajar la autoexigencia y desarrollar una relación más sana con nosotros mismos. Algunas de estas herramientas son:
- La conciencia plena: La conciencia plena nos permite tomar distancia de nuestros pensamientos y emociones, y observarlos sin juzgarlos. Esto nos ayuda a identificar los introyectos que nos están causando sufrimiento.
- La desidentificación: La desidentificación es el proceso de separarnos de nuestros pensamientos y emociones, y reconocerlos como algo ajeno a nosotros. Esto nos permite dejar de identificarnos con ellos y aceptarlos sin juzgarlos.
- La aceptación: La aceptación es la capacidad de acoger nuestros pensamientos, emociones y sensaciones, sin intentar cambiarlos. Esto nos ayuda a vivir de forma más plena y auténtica.
Si te sientes identificado, te invito a que podamos hablar del tema, para desarrollar una relación más sana contigo mismo.